"Que la inspiración te pille siempre trabajando"

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jueves, 10 de febrero de 2011

LA IGLESIA Y SU ROL COMO MEDIADORA EN LOS CONFLICTOS

Conflicto entre Chile y Argentina hace 30 años que casi termina en una guerra, huelga de hambre de 38 comuneros mapuches, trabajadores de la salud en huelga y el último gran dolor de cabeza para el Gobierno del Presidente Piñera: el paro de Magallanes por el alza del Gas. Todos estos conflictos, muy diferentes entre sí, tienen algo que los une: la mediación de la Iglesia Católica para dar una solución que deje conformes tanto al Estado como a los civiles.

No sólo en nuestro país la Iglesia Católica ha actuado como mediador de delicados temas contingentes peligrosos para el futuro de los gobiernos en las encuestas. Quizá por la visión cortoplacista se tiende a buscar destrabar los problemas de manera rápida para que la ciudadanía quede tranquila y no castigue al oficialismo en la próxima encuesta o elección.


            Me pregunto si será necesario que una institución totalmente desligada del Estado desde la aprobación de la Constitución de 1925 tome responsabilidades que no le corresponden. Claramente hay un serio problema en la resolución de problemas por parte de los gobiernos o bien, un aprovechamiento de los civiles, aunque sus demandas sean válidas, para aprovechar la presión y lograr que el gobierno ceda a sus intereses.

¿Está moralmente autorizada la iglesia para intervenir? Los problemas internos y la desconfianza de la sociedad ha aumentado productos de los casos de abusos a menores. La poca transparencia de la Iglesia en estos delicados temas generan críticas de todos los sectores, provocan el alejamiento de sus fieles y hacen poco ética su intervención en los temas públicos.

Es necesario reflexionar profundamente las razones de la ineficacia burocrática del Estado por destrabar problemas que pueden llegar a paralizar una región, perdiendo importantes cifras de dinero y dejando una mala imagen en los turistas extranjeros como sucedió con el paro en Magallanes y realizar todos los cambios necesarios para que sea este y no se requiera la mediación ni de la Iglesia Católica ni de ninguna institución ajena.


martes, 21 de diciembre de 2010

INEQUIDAD SOCIAL: ¿NUESTRO PROBLEMA?


Con frecuencia nos referimos a la desigualdad económica y a la falta de oportunidad como la gran característica negativa del sistema político – social que nos rige actualmente. Criticamos a las autoridades, al empresariado y a los medios de comunicación; ¿pero qué hemos hecho nosotros para revertir esta situación? La respuesta es lamentable: poco o nada. Constantemente nos dejamos vencer por el egoísmo y la flojera y nos quedamos de brazos cruzados frente al problema de la pobreza que vemos tan lejos pero que lamentablemente está tan cerca y pasa inadvertida. Nuestra postura, como miembros de la sociedad y futuros ciudadanos es que nosotros somos quienes debemos presionar a las autoridades democráticas para que mejore la situación de esta gente y les de las herramientas para que se logre una verdadera justicia social.

 Tal como se evidenció en el libro “La granja de los animales” de Orwell, es la educación la forma más efectiva y perdurable de avanzar como sociedad .A nuestro juicio. se debe hacer un mayor esfuerzo por que la educación de calidad no sea un privilegio de pocos, sino  un derecho. Somos nosotros, los jóvenes, quienes tenemos el tiempo y las ganas de ayudar a los sectores desposeídos en actividades como reforzamiento escolar o simplemente motivándolos y haciéndoles ver que con esfuerzo se puede salir adelante.

Son las grandes empresas quienes deben dejar  de lado sus ambiciones para otorgarles mejores sueldos y condiciones laborales a sus trabajadores para que estos puedan tener recursos para la recreación, educación de sus hijos y logren ahorrar. En la granja de los animales, de George Orwell, podemos confirmar nuestra teoría: cuando un trabajador está contento hace mejor su trabajo. Así las empresas mejorarían su productividad y el país alcanzaría lo que todos anhelamos: llegar a ser un país desarrollado.

Otro importante causante de la inequidad social son los medios masivos de comunicación, para nosotros es un deber que el Estado a través de su canal eduque a la población mediante una programación exenta de farándula, estelares o programas sin contenido de fondo. Es el Estado quien debe fomentar la creación de más espacios como Tolerancia Cero, Estado Nacional o Chile Debate. Como sabemos que los sectores populares no poseen televisión por cable es inmensamente necesario que en los canales de señal abierta se les motive a ser mejores. Fue promesa de campaña del actual Presidente de la República cerrar el diario La Nación por que se prestaba para intervención y persuasión de la opinión pública, ¿Qué proponemos nosotros?: que sea un diario informativo gratuito para la población económica baja y media baja. Sin lugar a dudas estas son medidas que según nosotros generarían un cambio de mentalidad que no se vería a corto plazo pero que a la larga ayudaría a disminuir la analfabetización, la pobreza y lo que es más importante: la inequidad social.

Nadie discute que sean las clases privilegiadas las que tienen la culpa de la inequidad en la que vivimos pero si es responsabilidad de ellas, que tienen el poder económico y recibieron una buena educación, intentar cambiar la realidad, fomentar la meritocracia y la movilidad social para que en Chile avancemos con igualdad, tanto ricos como pobres, de izquierda o de derecha y así bajar los índices de desigualdad económica y lograr que cifras tan impactantes como que el 20% de la población más rico acapara el 57% de los ingresos, mientras que el 20% más pobre posee menos del 4,5% del total sean cosas del pasado. Todo esto nos lleva a la interrogante:
¿Cuánto tiempo más seguiremos criticando sin tomar realmente cartas en el  asunto?



UNA TAREA PENDIENTE: CRECIMIENTO CON IGUALDAD


Chile, según la revista Capital, es “Top Ten” en desigualdad. Los datos son elocuentes: nuestro país presenta un índice de Gini de 57,1 ocupando un lamentable el décimo tercer lugar siendo este ranking liderado por países como Namibia, Lesotho, Haití, Brasil, entre otros. De los países entre los 20 más desiguales del mundo Chile es el que tiene el ingreso per cápita más alto y tiene un Índice de Desarrollo Humano (IDH) más elevado que sus pares. La situación al interior del país es preocupante: el quintil más rico posee 13 veces el ingreso del quintil más pobre situación que no ha mejorado durante la administración de la Concertación. La desigualdad en Chile se mantuvo desde el último día del gobierno de Pinochet hasta el fin del exitoso periodo de gobiernos de la Concertación.

La desigualdad y la pobreza se convierten en un tema ético que necesita la intervención de terceros puesto que las condiciones que la generan no son elección de la gente en situación de pobreza sino que son parte de un legado del mal manejo de estos asuntos.  Las políticas de los gobiernos de la Concertación orientadas a la búsqueda de disminuir la desigualdad existente en nuestro país claramente no han obtenido los resultados esperados.

Las estremecedoras cifras antes expuestas son el resultado de la mala aplicación de políticas públicas impulsadas en estos 20 años. Macroeconómicamente, la Concertación aumentó sistemáticamente los impuestos con el fin de mejorar la distribución pero no advirtieron los efectos no deseados del alza tributaria: menor generación de empleos y un lamentable descenso en los niveles de crecimiento. Educacionalmente, los expertos de todas las tendencias coinciden en que los estudios universitarios son la mejor fuente de movilidad social en nuestro país. O, dicho de otra manera, las diferencias en el acceso a la educación superior son la mayor fuente de desigualdad. Si bien en estos 20 años se ha avanzado muchísimo en cuanto a cobertura el panorama actual sigue siendo desalentador: de 100 jóvenes de veintiún años del quintil más rico, cerca de 80 están cursando estudios. En cambio, menos del 20% de los jóvenes del primer quintil acceden a la educación superior. El emprendimiento sin duda es el área que la Concertación dejó más de lado, es tremendamente necesario modernizar el Estado para que sea más eficiente, transformándolo en una fuerza que motive la creatividad e innovación de las personas.

La Concertación habla mucho de la desigualdad, pero fracasó rotundamente al momento de solucionarlo. La centro – derecha, a su vez, históricamente ha dejado pasar el tema, priorizando el crecimiento. Es claro que disminuir la brecha es una labor compleja y de larga duración. Pero esto no es una excusa para no intentarlo. Es realmente urgente mejorar la calidad de la educación especialmente en los quintiles más pobres para que estos puedan forjar su propio destino en base a su esfuerzo y ganas por salir adelante. Las pequeñas y medianas empresas generan más de la mitad de los empleos y no hay duda que su mejor desempeño está relacionado con la mejor distribución del ingreso; es deber del Estado promover su crecimiento con medidas como la baja de impuestos de timbres y estampillas que les encarece absurdamente el acceso a crédito.

            Fallar en la tarea de la pobreza y desigualdad es faltar a la obligación principal del gobierno. Este es un problema ético que debe atacarse eficazmente para que no nos comparemos con países que presentan altos índices de desigualdad sino que en el futuro lo hagamos con países exitosos que han encontrado un equilibrio entre crecimiento e igualdad.